Diccionario del Diablo (II)


Intemperie   Lugar donde ningún gobierno ha podido cobrar impuestos.
      Su función principal es inspirar a los poetas.

14 canciones publicadas en 2011



Un resumen de mi marcha musical en este año, catorce canciones publicadas en 2011, que antes o después me han acompañado durante estos meses. Además de mirar atrás cuando se acerca el nuevo año, tampoco está de más escuchar atrás un poco.


Elphomega - Sol de sábado, lluvia de domingo
Wesseltoft Schwarz - Kammermusik
Toro y Moi - New beat
Russian Red - Mi canción 7
Extremoduro - Tango suicida
Mayer Hawthorne - Mr. blue sky
Sacramento - Navahita

Elhombreviento - 11 10 1982
Evidence - I don't need love
Metronomy - Loving arm
Kendrick Lamar - Hiipower
Kase O Jazz Mgntsm - Que no hay alcohol
Tyler, the Creator - Yonkers
C. Tangana - Sundays


Para escuchar las canciones simplemente hay que pulsar en el botón naranja.

Feliz Navidad a todos



«El recuerdo, como una vela, brilla más en Navidad.»
«He intentado en este librito fantasmal levantar una idea fantasmal que no debe cambiar la opinión de los lectores, ni la opinión que tienen de los demás, ni la que tienen de la festividad, ni la que tienen de mí. Que el relato embruje sus casas con alegría y que nadie lo exorcice.»

Prefacio de Canción de Navidad, de Charles Dickens, (diciembre de 1843).


Diccionario del Diablo (I)


Abstemio  Persona de carácter débil, que cede a la tentación de negarse un placer. Abstemio total es el que se abstiene de todo, menos de la abstención.

Manifiesto surrealista, de André Breton



Swift es surrealista en la maldad.
Sade es surrealista en el sadismo.
Chateaubriand es surrealista en el exotismo.
Constant es surrealista en política.
Hugo es surrealista cuando no es tonto.
Desbordes-Valmore es surrealista en el amor.
Bertrand es surrealista en el pasado.
Rabbe es surrealista en la muerte.
Poe es surrealista en la aventura.
Baudelaire es surrealista en la moral.
Rimbaud es surrealista en la vida práctica y en todo.
Mallarmé es surrealista en la confidencia.
Jarry es surrealista en la absenta.
Nouveau es surrealista en el beso.
Saínt-Pol-Roux es surrealista en los símbolos.
Fargue es surrealista en la atmósfera.
Vaché es surrealista en .
Reverdy es surrealista en .
Saint-John Perse es surrealista a distancia.
Roussel es surrealista en la anécdota.

Los locos son víctimas de su imaginación, en el sentido que ésta les induce a quebrantar ciertas reglas, reglas cuya transgresión define la calidad de loco.


Primer manifiesto surrealista (1924), de André Breton (completo)

La carretera, de Cormac McCarthy




– ¿Eres muy valiente?
– Regular.
– ¿Qué es lo más valiente que has hecho?

(Escupió en la carretera una flema sanguinolenta.)

– Levantarme esta mañana...


Nicanor Parra, Cervantes 2011





«Chistes parra desorientar a la policía poesía.»


DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS


Me declaro católico ferviente
no comulgo con ruedas de carreta

me declaro discípulo de Marx
eso sí que me niego a arrodillarme

capitalista soy de nacimiento
loco por las perdices escabechadas

me declaro discípulo de Hitler
eso sí que rechazo las imitaciones

soy un agente clandestino soviético
no me confundan eso no con el Kremlim

en resumidas cuentas me declaro fanático total
eso sí que no me identifico con nada

la palabra Dios es una interjección
da lo mismo que exista o que no exista.

De 'Hojas de Parra' (1985)

Aunque tú no lo sepas, Enrique



Aunque tú no lo sepas, Enrique, yo te escuchaba. Y aunque no lo supieran mis hermanas ni mi grupo de amigos, me aficioné a los cantautores contigo. Aunque tú no puedas saberlo, Enrique, hoy ya hace doce años que sólo nos quedan tus canciones. Y, por mucho que intentes saberlo, Enrique, nunca alcanzarás a entender cuánta compañía has hecho cuando llega el fin de los cruces de caminos.

«Y mientras en la calle está lloviendo una tormenta hay en mi corazón.»

Considerado como el cantante más emblemático del movimiento contracultural surgido durante los primeros años de la transición de la España posfranquista, comenzando con un concierto en el que él, junto al resto de miembros de Tos promovieron en el renombrado Concierto homenaje a Canito ², y que pronto se convirtió de carácter nacional a través del país, en la movida madrileña y se prolongó hasta finales de los años ochenta. ¹

² En los archivos de RTVE puede verse parte del Concierto homenaje a Canito, el primer batería de Los Secretos, que falleció en un accidente de tráfico. El concierto fue emitido en 'Popgrama' en 1980, y es considerado como el nacimiento de la movida madrileña.

Enrique Urquijo y Quique González, 'Aunque tú no lo sepas', actuación en directo


Aunque tú no lo sepas ³ Es un poema de Luis García Montero. Inspirado por él, Quique González compuso una canción con el mismo título para Enrique Urquijo, que éste publicó con su grupo Los Problemas en el disco Desde que no nos vemos. Quique González suele interpretarla en sus conciertos e incluyó una versión en su disco Pájaros mojados y otra en directo en Ajuste de cuentas.

Así empieza: El mundo es ansí



«Sacha había nacido en una finca próxima a Moscú. Su padre, Miguel Nicolaievitch Savarof, era un militar distinguido. Había vivido en su juventud como un oficial de posición, asistiendo a las fiestas del gran mundo, jugando y bebiendo con sus camaradas, emborrachándose alegremente, dando alguna que otra vez una paliza a algún labriego o a algún soldado, pero sin mala intención y sin guardarle después rencor. En el fondo no había hecho más que seguir las tradiciones del militar de buena familia.

Al llegar a la mitad de la vida y al verse revestido de autoridad se hizo despótico, brutal y puntilloso. Como no era inteligente creyó que debía ser duro. De jefe se vio que Savarof no sólo no brillaba por su inteligencia o por su cultura, sino que se hacía cada vez más cerrado, más torpe, más militar.

Hay algunos fisiólogos que suponen que mientras la sutura frontal del cráneo no se cierra definitivamente, el cerebro puede seguir desarrollándose y creciendo. Sin duda a Savarof esta sutura se le cerró pronto, cosa bastante frecuente entre los generales rusos y de los demás países.»

Enrique Morente - Omega (1996)



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Omega es la visión de Enrique Morente sobre Poeta en Nueva York, de García Lorca, reúne trece adaptaciones del poeta granadino y versiones de Leonard Cohen. Además de Lagartija Nick, le acompañan músicos como Vicente Amigo, Cañizares, su hija Estrella Morente o Tomatito (...) Ortodoxos y puristas se rasgaron las vestiduras ante lo que consideraban una falta de respeto. No cabe duda, rompieron moldes y crearon un disco transgresor, vanguardista y único que cambió la historia del flamenco y el rock&roll. Una auténtica revolución musical que no deja a nadie indiferente. Un lujazo que no deberían perderse.

«Si cada aldea tuviera una sirena / mi corazón tendría forma de zapato.»

«En Viena bailaré contigo
con un disfraz que tenga cabeza de río.
¡Mira qué orillas tengo de jacintos!
Dejaré mi boca entre tus piernas,
mi alma en fotografías y azucenas,
y en las ondas oscuras de tu andar.
Quiero amor mío, amor mío, dejar
violín y sepulcro, las cintas del vals.
Quiero amor mío, amor mío, dejar
violín y sepulcro, las cintas del vals.
Toma este vals, este vals,
este vals del "te quiero siempre".»

«Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan.»

La famosa revista Rockdelux catalogó a 'Omega' como mejor disco nacional de 1996. Además, un año después en un número especial lo colocó como cuarto mejor disco español de los noventa de entre 200 trabajos. Y ahí no queda eso, la propia revista vuelve a enaltecer a Morente proclamándolo como sexto mejor disco español del S. XX.


Podcast del programa Carne Cruda: Omega, el disco que creó un universo, 26/09/2011.

Info | Web oficial del disco en sus dos ediciones.
Info | Morente sufre y triunfa con Lorca y Cohen.
Info | Morente cuelga 'Omega' en la red.

Para descargar el disco haz clic en la portada (320kbps) 'La aurora de Nueva York', último concierto de Morente Enrique Morente – Omega (1996) Edición 2008

Jazzmatazz vol. I, II, III, IV (1993-2007)






























John Parker Dimitrinsky






John Parker Dimitrinsky, mi perro, no puede ver a nadie.
Por eso rompe las cartas de amor de la sirvienta,
las flores del jardín, los juguetes de Miguelito,
los poemas de Pablo, la Biblia,
las patas de las mesas, el sofá verde;
y los demás también.

John Parker Dimitrinsky, mi perro, no puede ver a nadie.
Por eso rompe los discos de María,
los libros de Cortázar, los de Borges, los de Márquez;
y los demás también.

John Parker Dimitrinsky, mi perro, no puede ver a nadie.
Ni al caniche de al lado que es negro,
ni al canario de enfrente que es amarillo,
ni a mi guitarrista que es checoslovaco,
ni a los vecinos, ni a usted, ni a mí, ni a él mismo,
porque John Parker Dimitrinsky, mi perro, es ciego.

Es ciego, igual que yo, y usted, y los demás también.
Al fin he comprendido que es mía la sombra
que empaña este bendito mundo de luz,
por eso ya no confundo la luna con el dedo que la señala.


Un yonqui pateando paraísos



Cuando hay:
«La morfina pega primero en la parte de atrás de las piernas, luego en la nuca, y después se extiende una gran relajación que despega los músculos de los huesos y parece que uno flota sin límites, como si estuviera tendido sobre agua salada caliente. cuando esta relajación se extendió por mis tejidos, experimenté un fuerte sentimiento de miedo. tenía la sensación de que una imagen horrible estaba allí, más allá de mi campo de visión, moviéndose en cuanto volvía la cabeza de modo que nunca podía verla. sentí náuseas; me tumbé y cerré los ojos. pasaron una serie de imágenes, como si estuviera viendo una película: un enorme bar con luces de neón que se hacía más y más grande hasta que calles y tráfico quedaron incluidos en él; una camarera traía una calavera en una bandeja; estrellas en el cielo claro. el impacto físico del miedo a la muerte; el corte de la respiración; la detención de la sangre.»

Yonqui, de William Burroughs



Cuando no hay:
«No puedo explicarte lo que es el mono, aunque me lo pides. Es inexplicable e inconcebible para quien no se lo ha apechugado. Es la tortura y el castigo hechos a la medida de la infamia del vicio. La nariz se te forra de murciélagos. Te salen litros de moquillo líquido que sabe a rayos. La saliva te llena la boca de un caldo de orín fermentado con ácido sulfúrico. Todo te duele con diez tanques. Los riñones se te infestan de ratas que te carcomen los nervios. En las articulaciones de las rodillas, de las muñecas, de los codos, de los tobillos, para qué contarte. En cuanto te mueves y en cuanto no te mueves, da igual. Se te mete la cremallera de pinchos para arriba y para abajo. Se te ponen los nervios de rejones. Tienes un cabreo de sesión continua. La cabeza cencerrea y se te rompe la crisma erre que erre. El insomnio te encapota 24 horas por día. Ni soñar con dormir. Las noches son peores que los días, y viceversa. Se me olvidaba decirte que los ojos se te salpimentan solos y con chile negro. Lagrimeas vinagre y bilis sin poder llorar. Desde la punta de la cebolleta hasta la campana de la molondra se te pone la carne de gallina sin necesidad de condiciones atmosféricas.»

Pateando paraísos, de Fernando Arrabal




Así empieza: Invisibles, de Paul Auster



«Le estreché la mano por primera vez en la primavera de 1967. Por entonces yo era un estudiante de segundo curso en Columbia, un muchacho sin formar con ansia de libros y la creencia (o ilusión) de que algún día tendría las suficientes cualidades para considerarme poeta, y como leía poemas, ya conocía a su tocayo del infierno de Dante, un muerto que iba arrastrando los pies por los últimos versos del canto veintiocho del Infierno. Bertran de Born, el poeta provenzal del siglo XII, que llevaba cogida del pelo su cabeza cortada, haciéndola oscilar de un lado a otro como un farol: sin duda una de las imágenes más grotescas de ese extenso catálogo de alucinaciones y tormentos.»

Lucas, de Julio Cortázar



Toda repatriación es agradable en principio, pues patria y repatriado congenian naturalmente. Sin embargo, si a usted lo repatrian o repatrían sin consulta previa, ¿estará satisfecho? Se abre aquí una duda, pues no siempre repatriante y repatriado están de acuerdo, y una repatriación forzada podría, al producirse un brusco contacto con la patria, crear un sentimiento antipatriótico e incluso apátrida en el repatriado, pues repatriar de oficio a quien estaba lejos de la patria suscita en ocasiones una reacción que bajo otras circunstancias no se hubiese traducido en un antipatriotismo que parece estar en las antípodas de esa relación entre la patria y el repatriado y que debería unirlos para siempre bajo la forma de patriotismo. Será por eso, piensa Lucas, que en algunos sujetos termina por manifestarse un patriotismo que asume para sorpresa general la forma de un sentimiento de antirrepatriación, cosa que perturba a esos patriotas que jamás imaginaron ser expatriados y todavía menos repatriados. Cuando la antirrepatriación alcanza el nivel ofensivo de la contrarrepatriación, cosa que se ha dado algunas veces, la patria no sabe qué hacer por intermedio de sus patrióticos gestores, y hay palidez y congoja en más de cuatro consulados y un triste agitar de pasaportes vencidos y otras boletas de compra y venta. En ocasiones los expatriados quisieran explicar lo que estiman un punto de vista genuino patriótico, pero los cónsules de la patria, ellos mismos sumamente patriotas como se les exige con razón y abundantes decretos, terminan por suspirar apesadumbrados. El expatriado que tiene conflictos con la repatriación hace lo mismo, y las oficinas consulares parecen una playa llena de focas resoplantes. Todo eso no importa, hay quienes piensan que algún día iremos y vendremos como se nos dé la gana, y que la palabra repatriación (es decir la palabra expatriación y su contraparte forzosa) se marchitará en el diccionario cerca de palabras tales como paracresis, perucho y ectima.


Point of Contact, Nueva York, vol. IV, nº 1, otoño-invierno de 1994.


Lucas, sus palabras moribundas, en 'Papeles inesperados'.

Así empieza: El hombre de los dados



«Soy un hombre alto, con manos de carnicero, enormes muslos como robles, cabeza con grandes mandíbulas, y gafas de culo de botella. Mido un metro noventa y tres centímetros y peso ciento cuatro kilos. Me parezco a Clark Kent, excepto por el hecho de que cuando me quito el traje apenas soy un poco más rápido que mi mujer, sólo soy un poco más fuerte que los hombres que tienen la mitad de mi tamaño y porque, dé los saltos que dé, ni de lejos salto edificios.

Como atleta soy excepcionalmente mediocre en todos los deportes importantes y en varios que no lo son. Juego de manera arriesgada y funesta al póquer, y en la bolsa soy algo así como prudente y competente. Me casé con una mujer bella que había sido animadora y también vocalista de un grupo de rock, y tengo dos hijos encantadores, no-neuróticos y del todo anormales. Soy profundamente religioso, soy el autor de Desnudo ante el mundo, una novela pornográfica adorable y de primera clase y, no soy, ni nunca lo he sido, judío.»

El imitador, por Jodorowsky



Un hombre comienza a perder la vista. Antes de entrar en la sombra memoriza todo lo que hay en su pieza. Estudia los textos, las ilustraciones y la ubicación de los libros en la biblioteca. Cuando ya está ciego, invita a gente y haciéndose el que ve les muestra su cuarto. Ofrece sillas, abre tomos, lee en voz alta, describe grabados, fabrica cócteles. Su simulación es perfecta, pero olvida encender la luz y sus visitas asisten a esa comedia en la oscuridad.

Crucigrama: 45 escritores



¡Hola a todos! He creado un pasatiempo literario, no tanto con la intención de medir nuestra retentiva a la hora de pasar las hojas de un libro, como sí para echar un rato agradable viendo la capacidad que tenemos para asociar y descubrir frases salidas de un total de 45 grandes autores de la escritura universal, y no tan universal.

El crucigrama está disponible de dos formas. La primera es una versión web para que podamos jugar inmediatamente. Sólo tenemos que pulsar en la casilla de cualquier palabra y aparecerá la frase destinada al autor que debemos descubrir, rellenando el nombre en el campo de texto que nos brinda la aplicación. La segunda es una versión imprimible, donde están a golpe de vista las frases divididas en horizontal y vertical.

Decir que la versión web tiene un botón para resolver la palabra a buscar, por si os atrancáis en algún momento del juego. Para cualquier duda, problema o sugerencia dejad un comentario. ¡Mucha suerte! Y no tiréis de Google, que es trampa :P


· Crucigrama '45 escritores' versión web.
· Crucigrama '45 escritores' versión imprimible.

Poe, de Leopoldo Mª Panero



«Este rostro es mi rostro.»
Edgar A. Poe

Como rosa mordida por los dientes, rosa del miedo
rosa del silencio en la tumba
único lugar sagrado
cabellera de Ligeia, dientes de Berenice
esposa de un muerto
fiel a un muerto tú eres, poema
que sollozas contra la vida
rosa del miedo, cabellera para despedazar las sombras
dientes de Berenice.

del poemario "¿Quién soy yo?"

Entrada dedicada a mi colega Art Warriors.

Tres canciones para... (II)



...hackear las cuentas del Estado mientras el FBI golpea tu puerta.

75 años sin Lorca



Mamá.
Yo quiero ser de plata.
Hijo,
tendrás mucho frío.

Mamá.
Yo quiero ser de agua.
Hijo,
tendrás mucho frío.

Mamá.
Bórdame en tu almohada.
¡Eso sí!
¡Ahora mismo!
Canción tonta, de Federico García Lorca

Para mí este poema es muy especial, recuerdo que con siete años lo leía casi todas las noches. Hace un tiempo, encontré ese libro perdido en una caja, el mismo que leía cuando era pequeño, del interior se deslizó un trozo de cartulina verde en el que mi hermana mayor me había dedicado una nota preciosa, alentándome a que siguiera leyendo poetas andaluces, que nuestra tierra está cargada de buenos escritores.

Asesinaciones, de Julio Huasi



Tu frío es más antiguo que los pobres
y tus vientos, darling, penetran por mis tajos,
me terminan de esparcir por tu nochumbre
blue cual un largo asesinato sin aullidos, muy love.

Huyo de tus bayonetas goteantes, ranger mía,
me arrastro por el túnel de mis huesos
que ya no tienen sitio para mí, yo que
les di de comer, preciosa, antes del holocausto.

Tiritan las uñas, las torres y las calaveras
resuenan sus dentaduras resecas
que dios olvidó desconectar, salgamos
a bailar, baby, es nuestra pieza preferida.

Y están vacíos tus bares y colmadas tus plazas, dolly,
humanerías carneadas flamean en tus faroles
una luz rosada sobre tu rocío que cae en
panes tibios, fragantes aún a harina de cadáveres.

My sweet, déme un beso reina, mejilla a mejilla
sigamos el swing, la música suave de los tanques
que laminan a tus niños prófugos contra el dulce asfalto,
dancemos al compás de los disparos, cariño, y las
sirenas sicodélicas de tu Cacería Strip,
de pie, muertitos, es el himno nacional.

Piedad, piedad, por qué me has abandonado.

Un viaje hacia la fusta



«Cuando logro dejar atrás esas bromas baratas que no engañan a nadie porque sólo son el camuflaje de una desbordante inquietud interior, decido leer por fin mi horóscopo:

Virgo: No dejes pasar ningún tren. Hoy corres el riesgo de perder el rumbo si das marcha atrás.»

'La sumisa insumisa', de Rosa Peñasco

Arthur Miller, Einstein y Picasso



Las señoritas de Avignon son problemas desnudos, números blancos sobre la pizarra. Es el planteamiento del principio: pintura = ecuación. En lo sucesivo, la pintura se convertirá en una ciencia, y no de las menos austeras.

...de André Salmon

El séptimo número primo



«Tengo diecisiete años y estoy loca. Mi tío dice que ambas cosas van siempre juntas. Cuando la gente te pregunte la edad, dice, contesta siempre: diecisiete años y loca.»

Fahrenheit 451

Jung on Evil



¿Es la droga LSD como la mescalina? Tiene ciertamente efectos muy curiosos, de los cuales sé bien poco. Tampoco sé de su valor con pacientes neuróticos o psicóticos. Sólo sé que no tiene mucho sentido desear saber más sobre el inconsciente colectivo de lo que uno ya recibe a través de los sueños y de la intuición. Cuanto más sabes de él, mayor y más pesadas se vuelven tus obligaciones morales, porque los contenidos del inconsciente se transforman en tus tareas y deberes individuales desde el momento en que se convierten en conscientes. ¿De verdad deseas aumentar tu soledad y los malentendidos con los demás? ¿Deseas encontrar cada vez mayores complicaciones y responsabilidades? Ya tienes bastante con las que tienes ahora. Si alguna vez pudiera decir que ya he hecho todo lo que sé que tengo que hacer, entonces quizás tendría una necesidad legítima de tomar mescalina. Pero si la tomase ahora, no podría estar seguro de no haberla tomado sólo por curiosidad ociosa. Odiaría la idea de haber tocado la esfera desde donde se hacen los colores que pintan el mundo, donde se crea la luz que hace brillar el esplendor de la madrugada, las líneas de todas las formas, el sonido que llena las órbitas, el pensamiento que ilumina la oscuridad del vacío. Hay algunas criaturas empobrecidas, quizás, para las cuales la mescalina pudiera ser un regalo divino sin efectos secundarios, pero soy profundamente escéptico de los "regalos de los dioses". Se suele pagar caro por ellos.

Carl Jung (1875 - 1961)

Dato biográfico, de Ángel González


Cuando estoy en Madrid,
las cucarachas de mi casa
protestan porque leo por las noches.
La luz no las anima a salir de sus escondrijos,
y pierden de ese modo la oportunidad
de pasearse por mi dormitorio,
lugar hacia el que, por oscuras razones,
se sienten irresistiblemente atraídas.
Ahora hablan de presentar un escrito
de queja al presidente de la República,
y yo me pregunto:
¿en qué país se creerán que viven?
Estas cucarachas no leen los periódicos.

Lo que a ellas les gusta
es que yo me emborrache
y baile tangos hasta la madrugada,
para así practicar sin riesgo alguno
su merodeo incesante y sin sentido,
a ciegas por las anchas baldosas de mi alcoba.
A veces las complazco,
no porque tenga en cuenta sus deseos,
sino porque me siento irresistiblemente
atraído por oscuras razones,
hacia ciertos lugares muy mal iluminados
en los que me demoro sin plan preconcebido
hasta que el sol naciente anuncia un nuevo día.

Ya de regreso en casa,
cuando me cruzo por el pasillo
con sus pequeños cuerpos que se evaden
con torpeza y con miedo
hacia las grietas sombrías donde moran,
les deseo buenas noches a destiempo
—pero de corazón, sinceramente—
reconociendo en mí su incertidumbre,
su inoportunidad, su fotofobia,
y otras muchas tendencias y actitudes
que —lamento decirlo—,
hablan poco en favor de esos ortópteros.


Higiene del asesino, de Nothomb



¿Cómo quiere que un escritor sea púdico? Es el oficio más impúdico del mundo; a través del estilo, de las ideas, de la historia, de las investigaciones, los escritores no hacen otra cosa que hablar de sí mismos, y además con palabras. Los pintores y los músicos también hablan de sí mismos, pero lo hacen con un lenguaje mucho menos crudo que nosotros. No, señor, los escritores son obscenos; si no lo fueran, serían contables, conductores de tren, telefonistas, serían gente respetable.

'Higiene del asesino', de Amélie Nothomb


Entrevista en El País, 1 de marzo de 2009.*


¿Y cuál es su problema con los asesinos?

– Bueno, es lo que hemos hablado antes de las fronteras. El problema del otro. A menudo, el otro puede ser un engorro. A veces te entran ganas de matar a alguien, pero no puedes. Lo prohíbe la ley. Pero la literatura te lo permite. Puedes jugar con eso y te sientes bien. ¿Por qué no desahogarme así?

La fatalidad de la muerte, Saramago



«Poco informados acerca de la naturaleza profunda de la muerte, cuyo otro nombre es fatalidad, los periódicos se han excedido en furiosos ataques contra ella, acusándola de inclemente, cruel, tirana, malvada, sanguinaria, vampira, emperatriz del mal, drácula con falda, enemiga del género humano, desleal, asesina, traidora, serial killer otra vez, y hasta hubo un semanario, de los de humor, que, exprimiendo todo lo que pudo el espíritu sarcástico de sus creativos, consiguió llamarla hija de puta.»

'Las intermitencias de la muerte', de José Saramago.

El túnel, de Ernesto Sabato



Bastará decir que soy J. Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne.

Hoy ha fallecido Ernesto Sabato, porteño, nació y murió en su Buenos Aires. Como casi todos los que le han leído, recuerdo con especial cariño El túnel. En 2006 releí el libro, casualmente días después vi la película (1987) basada en él, y poco más tarde tuve la suerte de ver la obra representada en el teatro, nada más y nada menos que por Héctor Alterio; Pilar Bayona, Paco Casares y Rosa Manteiga eran el resto del reparto.

Alterio, majestuoso, era Juan Pablo Castel, y Rosa, la guapa María Iribarne. En el libro Juan Pablo y María rondan edades similares, en cambio, entre la edad de Héctor y Rosa ha llovido mucho. ¿Cómo estructurar y guionizar la obra para conseguir un enfoque perfecto? Pues haciendo Juan Pablo un monólogo en primera persona, e intercalarlo en tiempo real a base de flashbacks con el resto personajes.

Fotograma de la película inspirada en el libro de Sabato.


Releí la carta y me pareció que, con los cambios anotados, quedaba suficientemente hiriente. La cerré, fui al Correo Central y la despaché certificada.

Apenas salí del correo advertí dos cosas: no había dicho en la carta por qué había inferido que ella era amante de Hunter; y no sabía qué me proponía al herirla tan despiadadamente. (...) Una vez más, pues, había cometido una tontería con mi costumbre de escribir cartas muy espontáneas y enviarlas en seguida. Las cartas de importancia hay que retenerlas al menos un día hasta que se vean claramente todas las posibles consecuencias.

Quedaba un recurso desesperado, ¡el recibo! Lo busqué en todos los bolsillos, pero no lo encontré: lo habría arrojado estúpidamente, por ahí. Volví corriendo al correo, sin embargo, y me puse en la fila de las certificadas. Cuando llegó mi turno, pregunté a la empleada mientras hacía un horrible e hipócrita esfuerzo por sonreír:

–¿No me reconoce?

La mujer me miró con asombro: seguramente pensó que era loco. Para sacarla de su error, le dije que era la persona que acababa de enviar una carta a la estancia Los Ombúes. El asombro de aquella estúpida pareció aumentar y, tal vez, con el deseo de compartirlo o de pedir consejo ante algo que no alcanzaba a comprender, volvió su rostro hacia un compañero; me miró nuevamente a mí.

–Perdí el recibo– expliqué.

No obtuve respuesta.

–Quiero decir que necesito la carta y no tengo el recibo– agregué.


Seguir leyendo el extracto de El túnel...


La mujer y el otro empleado se miraron, durante un instante, como dos compañeros de baraja. Por fin, con el acento de alguien que está profundamente maravillado, me preguntó:

–¿Usted quiere que le devuelva la carta?

–Así es.

–¿Y ni siquiera tiene el recibo?

Tuve que admitir que, en efecto, no tenía ese importante documento. El asombro de la mujer había aumentado hasta el límite. Balbuceó algo que no entendí y volvió a mirar a su compañero.

–Quiere que le devuelvan una carta– tartamudeó.

El otro sonrió con infinita estupidez, pero con el propósito de querer mostrar viveza. La mujer me miró y me dijo:

–Es completamente imposible.

–Le puedo mostrar documentos– repliqué, sacando unos papeles.

–No hay nada que hacer. El reglamento es terminante.

–El reglamento, como usted comprenderá, debe estar de acuerdo con la lógica.– exclamé con violencia, mientras comenzaba a irritarme un lunar con pelos largos que esta mujer tenía en la mejilla.

–¿Usted conoce el reglamento?– me preguntó con sorna.

–No hay necesidad de conocerlo, señora.– respondí fríamente, sabiendo que la palabra señora debía herirla moralmente.

Los ojos de la harpía brillaban ahora de indignación.

–Usted comprende, señora, que el reglamento no puede ser ilógico: tiene que haber sido redactado por una persona normal, no por un loco. Si yo despacho una carta y al instante vuelvo a pedir que me la devuelvan porque me he olvidado de algo esencial, lo lógico es que se atienda mi pedido. ¿O es que el correo tiene empeño en hacer llegar cartas incompletas o equívocas? Es perfectamente claro y razonable que el correo es un medio de comunicación, no un medio de compulsión: el correo no puede obligar a mandar una carta si yo no quiero.

–Pero usted lo quiso– respondió.

–¡Sí!– grité, –¡pero le vuelvo a repetir que ahora no quiero!

–No me grite, no sea mal educado. Ahora es tarde.

–No es tarde porque la carta está allí– dije, señalando hacia el resto de las cartas despachadas.


La gente comenzaba a protestar ruidosamente. La cara de la solterona temblaba de rabia. Con verdadera repugnancia, sentí que todo mi odio se concentraba en el lunar.


–Yo le puedo probar que soy la persona que ha mandado la carta– repetí, mostrándole unos papeles personales.

–No grite, que no soy sorda– volvió a decir. –Yo no puedo tomar semejante decisión.

–Consulte al jefe, entonces.

–No puedo. Hay demasiada gente esperando. Acá tenemos mucho trabajo, ¿comprende?

–Este asunto forma parte del trabajo– expliqué.

Algunos de los que estaban esperando propusieron que me devolvieran la carta de una vez y se siguiera adelante. La mujer vaciló un rato, mientras simulaba trabajar en otra cosa; finalmente fue adentro y al cabo de un largo rato volvió con un humor de perro. Buscó en el cesto.

–¿Qué estancia?– preguntó con una especie de silbido de víbora.

–Estancia Los Ombúes–respondí con venenosa calma.

Después de una búsqueda falsamente alargada, tomó la carta en sus manos y comenzó a examinarla como si la ofrecieran en venta y dudase de las ventajas de la compra.

–Sólo tiene iniciales y dirección– dijo.

–¿Y eso?

–¿Qué documentos tiene para probarme que es la persona que mandó la carta?

–Tengo el borrador– dije, mostrándolo.

Lo tomó, lo miró y me lo devolvió.

–¿Y cómo sabemos que es el borrador de la carta?

–Es muy simple: abramos el sobre y lo podemos verificar.

La mujer dudó un instante, miró el sobre cerrado y luego me dijo:

–¿Y cómo vamos a abrir esta carta si no sabemos que es suya? Yo no puedo hacer eso.


La gente comenzó a protestar de nuevo. Yo tenía ganas de hacer alguna barbaridad.


–Ese documento no sirve– concluyó la harpía.

–¿Le parece que la cédula de identidad será suficiente?– pregunté con irónica cortesía.

–¿La cédula de identidad?

Reflexionó, miró nuevamente el sobre y luego dictaminó:

–No, la cédula sola no, porque acá sólo están las iniciales. Tendrá que mostrarme también un certificado de domicilio. O si no la libreta de enrolamiento, porque en la libreta figura el domicilio.

Reflexionó un instante más y agregó:

–Aunque es difícil que usted no haya cambiado de casa desde los dieciocho años. Así que casi seguramente va a necesitar también certificado de domicilio.

Una furia incontenible estalló por fin en mí y sentí que alcanzaba también a María y, lo que es más curioso, a Mimí.

–¡Mándela usted así y váyase al infierno!– le grité, mientras me iba.


Salí del correo con un ánimo de mil diablos y hasta pensé si, volviendo a la ventanilla, podría incendiar de alguna manera el cesto de las cartas. ¿Pero cómo? ¿Arrojando un fósforo? Era fácil que se apagara en el camino. Echando previamente un chorrito de nafta, el efecto sería seguro; pero eso complicaba las cosas. De todos modos, pensé en esperar la salida del personal de turno e insultar a la solterona



CAPÍTULO XXXI




Después de una hora de espera, decidí irme. ¿Qué podía ganar, en definitiva insultando a esa imbécil? (…)






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Ver online 'El túnel' (1987) / Escena de la carta en el minuto 1:21:45.



Info | Vídeo, entrevista a Sabato en 'A fondo' (1977)
Info | Podcast, 'Carne cruda' homenajea a Sabato (5/5/2011)

Historias, de Arthur Rimbaud



«¡Una noche de junio, con diecisiete años!»


Traducción de Esteban Torre, en '33 poemas simbolistas'. Poema original en francés.

Svend Asmussen – June night (1940)


La sirena, de Ray Bradbury



En el cuento aparece un monstruo marino de treinta metros de largo y millones de años de antigüedad. Hace presencia ante McDunn, curtido en mares, y el pequeño Johnny, encargados de un faro costero dotado con una sirena a la que el animal responde con gritos ensordecedores. Cuando el chico vio al bicho por primera vez:
– Calma muchacho, calma– musitó McDunn.
– ¡Es imposible!– dijo el joven.
– No, Johnny, nosotros somos imposibles. Él es lo que era hace diez millones de años. No ha cambiado. Nosotros y la tierra cambiamos, nos hicimos imposibles. Nosotros.
De 'Las doradas manzanas del sol', Ray Bradbury

17 años, ya, sin Bukowski




«Quizás lo encontremos al morir. Quizás no. Tenéis vuestros libros de filosofía, vuestros sacerdotes, vuestro predicador, vuestro científico, así que no me lo preguntéis a mí.»

Efemérides de última hora



«Del lat. ephemerĭdes, pl. de -is, -ĭdis, y este del gr. ἐφημερίς, -ίδος, de un día»

Julio Cortázar, Bruselas, 26 de agosto de 1914 – París, 12 de febrero de 1984



26 años sin él, el de la barba y los ojos separados como un tiburón martillo. El de los acentos, el de la egre. El que inventa idiomas y desordena los capítulos para que recordemos que no todos los finales son definitivos. La excusa para que el adolescente dé su primer beso. El que dio la vuelta al día en ochenta mundos.

El año pasado Alfaguara publicó un libro con textos inéditos para conmemorar los 25 años de su muerte. Se llama Papeles inesperados, y es una colección de cuentos, versiones de relatos ya publicados, episodios nuevos de Lucas (incluso un capítulo que no entró en Un tal Lucas), historias de cronopios y de famas, autoentrevistas, artículos sobre arte y literatura, notas políticas, crónicas de viajes, etcétera. De este libro os dejo 'Lucas, sus palabras moribundas', un texto divertido y serio que os encantará.


Jazzuela: Cortázar y el Jazz
Charlie Parker - April in Paris
La subjetividad del tiempo
Lucas, sus palabras moribundas








Gary Moore, Belfast, 4 de abril de 1952 – Estepona, 6 de febrero de 2011



Imagino que si le hubieran preguntado dónde pensaba morir –porque eso no se decide, pero sí piensa–, nunca se le habría pasado por la cabeza hacerlo en Estepona. Pocos sitios mejores que Andalucía se me ocurren para diñarla, pero entiendo que eso no es algo que piense un norirlandés. Tiene su ironía que haya venido a hacerlo al sur.

Además de todos los éxitos importantes que cosechó en los ochenta ("Out in the fields", "Friday on my mind"), tuvo grandes aportaciones con todas sus bandas, y para ello nunca le importó adaptarse sin perder jamás su estilo. El grupo más importante del que ha formado parte es Thin Lizzy, junto con el mítico Phil Lynott, siendo su éxito más sonado The boys are back in town (1976). Su última banda fue Scars, dando la sorpresa al lado de Darrin Mooney, entre otros, batería de Primal Scream.


Victims of the future (1983)
Out in the fields, con Phil Lynott
Cold day in hell






J Dilla aka Jay Dee, 7 de febrero de 1974 – 10 de febrero de 2006



La joya de Motown nos dejó en 2006 tras unos meses llenos de incertidumbre, rumores y comunicados por parte de familiares y amigos sobre su estado de salud. Jay pidió que trasladaran parte de su equipo al hospital, y desde allí trabajó en su último álbum en vida, 'Donuts', disco que salió publicado sólo tres días antes de su muerte.


Welcome to Detroit (2001)
Won't do (2006)
Be, con Common (2005)







Bob Marley, Jamaica, 6 de febrero de 1945 – Miami, 11 de mayo de 1981



66 cumpleaños del Nyahbinghi. Además de dar a conocer una cultura –para algunos una religión y para otros un modo de vida–, tener 14 hijos (varios de ellos grandes artistas en la actualidad), una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, ser uno de los músicos más influyentes del milenio y obtener una cantidad de premios y honores que da miedo enumerar... nos dejó un legado musical espléndido del que podemos disfrutar hasta que el Jah nos lo permita. ¡Irie Rastaman!

«Ofrecer amistad al que pide amor es como dar pan al que muere de sed.»

Rastaman vibration (1976)
Jamming (1977)
I shot the sheriff (1973)







Dan Osman, 11 de febrero de 1963 – 23 de noviembre de 1998



Amante de los deportes extremos, especialmente de escalada sin cuerda y caída libre controlada –saltando desde acantilados de más de 300 metros–, popularizó este tipo de prácticas grabando vídeos de algunas de sus hazañas. De vida bohemia, trabajaba esporádicamente viajando por todas partes y viviendo por temporadas en "casas" que él mismo improvisaba. Hoy habría cumplido 48 años, pero perdió la vida haciendo lo que más quería; cayó al vacío tras la rotura de una cuerda al fundirse por la fricción.

Sin cuerda: 120mts. en 4min. 25seg. (1:50)
Tributo con sus mejores saltos y escaladas (13:02)

'Billie Jean', por Aloe Blacc




Versión del tema 'Billie Jean', de Michael Jackson, por Aloe Blacc y The Grand Scheme.


Edgar Allan Poe cumple 202


«La felicidad no está en la ciencia, sino en la adquisición de la ciencia.»


«¡Ciencia! ¡verdadera hija del tiempo tú eres!
que alteras todas las cosas con tus escrutadores ojos.
¿Por qué devoras así el corazón del poeta,
buitre, cuyas alas son obtusas realidades?»


Hoy otro capicúa, 202 años desde el nacimiento de Poe. Y hay que estar muy loco para pensarlo, pero quién sabe si la ciencia nos lo devolverá algún día; «La ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no lo más sublime de la inteligencia


Info | 1, 2, 3. La imagen es un detalle del trabajo de mi amigo Art Warrios (:

¡Descanse María Elena Walsh!


« Si no recuerdo mal, todo cabía entre los horizontes de un pañuelo. »
Primero creaste un Onier (del revés en tu Reino), y allí fuiste metiendo a la mona Jacinta, a la familia Polillal, a los tres morrongos, un huerto repleto de cebollitas, un diablo con acento británico, un angelito, una sirena y un capitán, una jirafa filarmónica, y hasta a un gato selenita. Después lo pusiste derecho y metiste un martín pescador y un delfín domador, a Monilda y su gatopato, una foca loca, al osito Osías, otro mono (éste liso). Y ya casi cuando no había sitio en el Hotel Pioho's Palace tú buscaste hueco para Manuelita, Don Fresquete y el enanito y las siete Blancanieves.

Porque ahora te has ido pero los niños no se lo creen. Y cuando vean una tortuga te verán a ti y verán a Manuelita. Y también sabrán, como yo sé, que todos los animales del zoo son locos. Y que antes de que lo cantaras con Leda no había tortugos. Porque eres bonaerense y sólo allí entienden a qué hora hay que dormirse para esquivar al Tutú Marambá. Porque Doña Disparate ya va a cumplir la centena por ti.
Dejo aquí la canción que están cantando Enriqueta y Fellini en esta viñeta de Liniers.



Para los que nos gustan las anécdotas, decir que María fue pareja de Sara Facio desde hace más de treinta años. Sara, entre muchos otros conocidos retratos, es la autora de esta famosa fotografía de Cortázar. Al final de la entrada dejo un enlace para descargar un disco de María con cuatro canciones infantiles publicadas en 1962.

Porque hablarle de usted es precioso, adiós eterna papirusa :)


Tutú Marambá (1962) 320kbps
Cuentopos II (1966)

Hans Flesch, 1928


Quizá algún día algo nuevo se creará de la peculiaridad de las vibraciones eléctricas y su transformación en ondas sónicas, las cuales tendrán que ver con los sonidos pero no con la música.
¡Arriba!