Dos siglos de Dickens


«A lo largo de las calles de París avanzaban con estruendo los toscos y trágicos carros de la muerte. Seis carretas llevaban el vino del día a la guillotina... Seis carretas rodaban a lo largo de las calles. Vuélvelas a lo que eran antes, Tiempo, tú que eres un poderoso mago, y se verán las carrozas de monarcas absolutos, los equipajes de nobles feudales, los vestidos de rutilantes jezabeles, las iglesias que no son la casa de mi padre; sino guaridas de ladrones, las chozas de millones de hambrientos campesinos.»

El corazón humano es un instrumento de muchas cuerdas; el perfecto conocedor de los hombres las sabe hacer vibrar todas, como un buen músico.


De 'Historia de dos ciudades' (1859)
¡Arriba!