Hay momentos para recitar poesías y hay momentos para boxear.
Roberto Bolaño, de discípulo de Morrison a fanático de Joyce. Disléxico y chileno, vino a España en el 77 donde trabajó de lavaplatos, camarero, vigilante nocturno, basurero, descargador de barcos, vendimiador, poeta. Troskista. Le dio cepillo a escritores como Octavio Paz o Isabel Allende. Inconformista, sin pelos en la lengua. Ácido y fumador. Murió del hígado a los 50 años. Burlón, descarado, crítico, despeinado.
P: ¿Por qué le gusta llevar siempre la contraria?
R: Yo nunca llevo la contraria.
Entrevista para Playboy México, 2003.
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1 comentarios:
Dicen que los muertos son todos unas personas cojonudas...
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«Toda palabra dicha despierta una idea contraria.» Goethe.