El encargado me dijo: Le tengo aquí sólo por respeto a su venerable padre, de lo contrario hace mucho tiempo que hubiera usted salido volando.
Yo le dije: Me lisonjea usted demasiado, excelencia, al suponer que yo sé volar.
Luego, oí como decía: Llévense a este señor, me ataca los nervios...
Yo le dije: Me lisonjea usted demasiado, excelencia, al suponer que yo sé volar.
Luego, oí como decía: Llévense a este señor, me ataca los nervios...
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«Toda palabra dicha despierta una idea contraria.» Goethe.