Lucas, de Julio Cortázar



Toda repatriación es agradable en principio, pues patria y repatriado congenian naturalmente. Sin embargo, si a usted lo repatrian o repatrían sin consulta previa, ¿estará satisfecho? Se abre aquí una duda, pues no siempre repatriante y repatriado están de acuerdo, y una repatriación forzada podría, al producirse un brusco contacto con la patria, crear un sentimiento antipatriótico e incluso apátrida en el repatriado, pues repatriar de oficio a quien estaba lejos de la patria suscita en ocasiones una reacción que bajo otras circunstancias no se hubiese traducido en un antipatriotismo que parece estar en las antípodas de esa relación entre la patria y el repatriado y que debería unirlos para siempre bajo la forma de patriotismo. Será por eso, piensa Lucas, que en algunos sujetos termina por manifestarse un patriotismo que asume para sorpresa general la forma de un sentimiento de antirrepatriación, cosa que perturba a esos patriotas que jamás imaginaron ser expatriados y todavía menos repatriados. Cuando la antirrepatriación alcanza el nivel ofensivo de la contrarrepatriación, cosa que se ha dado algunas veces, la patria no sabe qué hacer por intermedio de sus patrióticos gestores, y hay palidez y congoja en más de cuatro consulados y un triste agitar de pasaportes vencidos y otras boletas de compra y venta. En ocasiones los expatriados quisieran explicar lo que estiman un punto de vista genuino patriótico, pero los cónsules de la patria, ellos mismos sumamente patriotas como se les exige con razón y abundantes decretos, terminan por suspirar apesadumbrados. El expatriado que tiene conflictos con la repatriación hace lo mismo, y las oficinas consulares parecen una playa llena de focas resoplantes. Todo eso no importa, hay quienes piensan que algún día iremos y vendremos como se nos dé la gana, y que la palabra repatriación (es decir la palabra expatriación y su contraparte forzosa) se marchitará en el diccionario cerca de palabras tales como paracresis, perucho y ectima.


Point of Contact, Nueva York, vol. IV, nº 1, otoño-invierno de 1994.


Lucas, sus palabras moribundas, en 'Papeles inesperados'.

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